La cultivadora rotativa Grillo es adecuada para la labranza profunda, incluso en suelos muy duros y pedregosos.
La primera regla para trabajar este tipo de suelo es mantener el espolón orientado hacia adelante para que el usuario pueda maniobrar la máquina sin esfuerzo. En estas situaciones, una primera pasada rompe la costra superficial; una segunda pasada trabaja a mayor profundidad. Se deben retirar los discos laterales de la cultivadora para facilitar la penetración en suelos duros.
Dos factores determinan la profundidad de trabajo: la presión ejercida por el operador sobre el espolón y su ajuste de altura. Si el espolón está alto, el centro de gravedad de la máquina está adelantado y tenderá a avanzar en lugar de hundirse. En cambio, con un espolón bajo, la máquina intentará trabajar en su sitio, hundiéndose.
Los discos laterales mantienen la máquina en su posición y definen con precisión el área cultivada. En algunos tipos de labranza, sirven para limitar el flujo lateral de tierra que, de otro modo, cubriría los cultivos de hortalizas, pero también para evitar daños en las raíces de las plantas.
En suelos muy blandos, los discos laterales garantizan una buena flotación y un avance uniforme de la máquina, evitando que se hunda.
En suelos muy duros, es aconsejable labrar sin discos para que las cuchillas trabajen en profundidad, así como en suelos húmedos, que tienden a obstruir el cultivador.